jueves, 5 de marzo de 2009

Jornada de Lanzamiento - 3ra PANELISTA

Miradas sobre la violencia, la escuela y los medios.
Los sentidos de la violencia en la convivencia educativa.

Ana Villanueva [1]

Introducción:

En primer lugar quiero agradecer la invitación a participar en este panel. Como habrán notado provengo del campo de la comunicación en lo académico, y de la educación en lo vivido; y he prestado especial interés en la problemática sobre violencia escolar y su abordaje en los medios de comunicación. Desde allí es que me interesa realizar un aporte a estas jornadas.

Esta conferencia tiene por objeto poner en común una mirada sobre la convivencia en el ámbito educativo y sobre los análisis que toman por objeto el problema de la violencia. Construir una mirada supone, en primer lugar, establecer una perspectiva, en este caso a partir de líneas teóricas que se desarrollaron en Argentina desde las cuáles ensayar lo que podría denominarse como un marco teórico sobre “violencia escolar”.

En segundo lugar, lo que muestran los medios. La ponencia que presento aquí es un recorte de la investigación que realicé en el año 2002, en el marco de mi tesina de licenciatura de Grado en Ciencias de la Comunicación, de la Universidad de Buenos Aires [2]. En ella me propuse analizar la construcción [3] de la problemática de “las violencias en contextos escolares”, que realizaron los medios gráficos de mayor tirada nacional Crónica, Clarín y La Nación en sus ediciones del año 2002 y su relación con ciertos efectos de sentido-significación posibles en el imaginario social sobre el tema.

Indagar este tema y su tratamiento mediático respondía a la necesidad de pensar: ¿qué violencia muestran los medios en relación a la escuela?, ¿cuáles definen como sus causas?, ¿qué fenómenos incluyen?, ¿qué tematizan o resaltan en los titulares; y qué callan?, ¿a quiénes citan para relatar lo ocurrido y a quienes no? ¿qué soluciones proponen y quienes las proponen? , teniendo en cuenta que el diario es considerado el medio privilegiado en la formación de opiniones lo cual contribuye a generar modos de conciencia social en los destinatarios sobre la problemática, que a su vez serán condición de producción del orden social. Es decir, que la importancia de analizar los discursos mediáticos radica en que son mediadores del conocimiento social, producen significaciones, son formadores de opinión pública tanto para abrir caminos de reflexión, como para, silenciar o distanciar conflictos, y a veces ahondar en prejuicios.

Por último, considero que desde esas miradas y esas imágenes –diríamos “mediáticas” que representan la violencia- es posible construir un conjunto de hipótesis sobre la cuestión de cómo los adultos, los docentes y el sistema educativo podemos responder a esta problemática.


1. El Marco Teórico sobre “Violencia Escolar”

Este marco es entonces una posible mirada, una posible lectura de las violencias que atraviesan a la escuela y a los medios, que nace de los desarrollos teóricos y las investigaciones realizadas en Argentina sobre ella.

A lo largo de la última década, la investigación en el campo de la violencia en la escuela ha virado desde una perspectiva individual centrada en factores psicológicos o familiares del perpetrador, hacia un enfoque socio-cultural. Esto implicó pensarlo como un fenómeno histórica y socialmente situado, donde se busca develar cómo se correlaciona el incremento de las desigualdades con la mayor presencia de la violencia como fenómeno social.

Eje A: La violencia es un problema social

El año 2002 aparece como un momento de creciente preocupación sobre los fenómenos de violencia en el contexto escolar y los medios exponen ésta tendencia: ya desde el 96´aparecen noticias sobre portación de armas o “fenómenos nuevos”, pero ahora se percibe una intensificación de los episodios de violencia y que éstos abarcan a protagonistas cada vez más jóvenes. Y lo más impactante es que éstos protagonistas constituyen la base poblacional de nuestras escuelas, generando una ruptura con el ideario de la violencia vinculada a los jóvenes no escolarizados, sostenido a su vez por la frontera imaginaria entre un afuera de la escuela riesgoso y un adentro a salvo, que hoy se reitera en el “mejor en la escuela que en la calle” 5

¿Por qué la violencia aparece con más fuerza en los medios en el año 2002?
Sencillamente porque el incremento de la violencia como fenómeno social, está directamente vinculado al incremento de las desigualdades económicas, sociales, culturales, raciales y de género. La violencia no es ni una propiedad ni una forma de relacionarse intrínseca de ciertos individuos o grupos sino que es una cualidad asociada a determinadas condiciones materiales y simbólicas de producción de la vida. La violencia que vemos, refleja otras formas de violencia que no se ven y los ninos y adolescentes son el grupo más vulnerable a estas “violencias”.

En éste sentido, podemos tomar la pregunta de Sandra Carli sobre la posibilidad de pensar en la “despedida de un ciclo histórico y de una experiencia cultural y educativa en el caso argentino, y en sus consecuencias complejas sobre las subjetividades instituidas en el pasaje del país con integración social y pleno empleo, al país con polarización social extrema e índices y horizontes de desempleo creciente”[4]. Argentina cambió estructuralmente, y por lo tanto también cambiaron sus procesos culturales. La educación no queda al margen.

A lo largo de la última década, la investigación en el campo de la violencia en la escuela ha virado desde una perspectiva individual centrada en factores psicológicos o familiares del perpetrador, hacia un enfoque socio-cultural. Esto implicó pensarlo como un fenómeno histórica y socialmente situado, donde se busca develar cómo se correlaciona el incremento de las desigualdades con la mayor presencia de la violencia como fenómeno social.


Eje B: ¿De qué hablan los especialistas? Algunos aportes teóricos

Todos los estudios postulan que la causa de la violencia no es una, ni lineal, sino que sus factores son muchos y están en interrelación, como hilos entrecruzados que forman un tejido –metáfora enriquecedora de la autora Julieta Imberti (2001)[5]. Por ello la problemática de la violencia requiere de un abordaje coherente con dicha complejidad.

Emilio Tenti [6], habla de pequeña violencia sistemática refiriéndose “no sólo a la física sino la más sutil, como las agresiones emparentadas a la burla y la ironía, que estallan todos y cada día en la escuela. Claramente esta violencia se diferencia de la violencia como accidente, como práctica excepcional, como acción planificada y orientada a un fin, como fenómeno extraordinario o como medio para imponer ciertos comportamientos o percepciones sociales.

Silvia Duschatzky (2001) propone en su libro Chicos en banda pensar “la violencia (...) como el sustrato cotidiano sobre el que construyen su subjetividad chicos y jóvenes”. Es que un sujeto privado de realizar sus posibilidades, en el sentido más ontológico del término, pasa a ser un “desexistente”, dice la autora, un “desaparecido” de los escenarios públicos y de intercambio, un expulsado que perdió su visibilidad, su nombre, su palabra y su voz, sujeto que pasa por transitar una sociedad que no sólo no lo ve, sino que no espera nada de él.

El trabajo de Filmus, Gluz y Fainsod (2002) agrega “Lo que la violencia como acto trae de diferente es que se sitúa fuera del lenguaje, diferenciándose así de los actos de trasgresión a lo instituido donde la pretensión es disputar ideas e imaginarios”. Fíjense en cuántos casos de violencia no hay conflicto planteado, no hay guerra declarada con anterioridad, no ha sido dicho... En este sentido, lo que el contexto reclama es escuchar no tanto “al otro” –como proponen las perspectivas más ligadas a la resolución de conflictos- sino “otra cosa”.

La violencia hecha acto -en tanto imposibilidad de simbolización- es un lenguaje que, por más desarticulado y anárquico que nos parezca, expresa un sentimiento, una vivencia, algo a ser comunicado. En este sentido “Lo preocupante es cuando esta violencia alcanza cierta intensidad que anula a los otros como sujetos autónomos o en aquellos casos en los cuales arroja a algunos sujetos fuera del lazo social, quedando inhibidas las posibilidades de ponerles voz, de trabajar esa violencia padecida” (Filmus, Gluz y Fainsod, 2002)

¿Qué puede hacer la escuela? Tal vez escuchar en una nueva sintonía, un lenguaje que nos parece anómico que implica nuevos modos de comprensión. Lo que no se dice, porque no puede simbolizarse en palabras, “se dice de otras formas”, se dice con el cuerpo, se dice con los actos. Las agresiones, las auto-agresiones, las adicciones son problemáticas de esta índole. Adicción: del latín “adictum” quiere decir “no dicho”. Y el desafío mayor, generar los diálogos, los espacios donde poner voz, palabras a la violencia padecida, donde trabajar lo que ellos viven en el marco de una escuela responsable, vocablo que quiere decir “alguien que responda”.

Otro trabajo de Daniel Filmus, Nora Gluz y Paula Fainsod (2000)[7]; nos acerca a tres niveles de análisis de la “violencia en el contexto escolar” que tomaremos como marco semántico de análisis de cada una de las noticias encontradas y como herramienta de clasificación de los artículos según el nivel que tratan y el tipo de abordaje que implican.

Tres Niveles de Análisis de “violencia en el contexto escolar”
Daniel Filmus, Nora Gluz y Paula Fainsod
MCyE (2000); Violencia, Serie: Los problemas sociales y la escuela Nº4

Violencia Estructural: violencia que irrumpe en la escuela


® Remite a los factores culturales y estructurales de una sociedad que contribuyen a generar situaciones
violentas.
Considera las relaciones de poder y los procesos de exclusión social:

· la pobreza (la crisis en general)
· deslegitimación del poder del estado
· ruptura de los lazos sociales
· pérdida de la posibilidad de ascenso social en el pasaje por la escuela
(no expectativas de futuro o de inserción laboral en los jóvenes)
· mayor asistencialismo en el marco de un corrimiento de lo pedagógico



Violencia Institucional: mecanismos escolares que se constituyen en prácticas violentas


® Refiere a la violencia que engendra la escuela o que no contribuye a atenuar cuando podría hacerlo.
Considera cómo estos mecanismos tamizan situaciones de violencia social, agravándolas o atenuándolas:
· el clima y dinámica institucionales
· la mediación de conflictos
· la interiorización de normas
· los niveles de comunicación efectivos



Violencia Interpersonal: ¿quiénes llevan a cabo comportamientos violentos? y sus posibles causas


® Se centra en los tipos de vínculos al interior de la escuela.
Considera también los imaginarios que estructuran estas prácticas violentas:

· daños materiales
· violencia entre pares ® entre los alumnos
· violencia dirigida a las autoridades
· maltrato físico
· abuso sexual, emocional
· expulsiones ® entre los adultos
· relaciones confusas con los alumnos
· incomunicación hacia los padres
· incomunicación entre el personal docente




Un mismo hecho entonces puede leerse desde varios niveles de análisis y según las dos miradas ya vistas. Con ésta matriz de análisis vamos a las noticias.



2. El Análisis Empírico


a. ¿Qué violencia muestran los medios?

Niveles: De los 50 artículos que conformaron el corpus analizado, 38 notas remiten al nivel interpersonal, 8 al estructural y sólo 4 al institucional.

Es decir que la mayoría de las noticias de los diarios 76%, plantean “casos de violencia interpersonal” (entre los sujetos) en relación a la escuela. Su totalidad aparece enmarcada en el orden de lo delictivo y hacia mitad del año lectivo van ligándose al tema de la “inseguridad”. Así mismo, las crónicas y noticias –géneros predominantes en el abordaje de este tema- no capitalizan el conocimiento académico y crítico presente en los mismos diarios, no suelen construirse retomando los análisis ya publicados en voz de especialistas, funcionarios y editorialistas ni los datos respecto de la crisis en general (recordemos diciembre de 2001)


b.¿Quiénes aparecen como protagonistas principales de la violencia?

Los protagonistas principales son estudiantes adolescentes de entre 12 y 16 años manifestando distintas formas de violencia interpersonal lindando la delincuencia.
40% Portando armas (8artíc.),
40% Atacando la escuela como edificio- institución (8art.) y
20% Violencia entre pares (4art.)

Un segundo grupo son los docentes cometiendo abuso sexual. (19 crónicas)

El rol de la población en general, de los medios masivos, y de los padres y autoridades que conforman las instituciones educativas, como un rol pasivo en tanto “deber de denunciar” lo ilícito, ser testigos , intervenir para llamar a la policía y pedir más seguridad o justicia.
La justicia (jueces, fiscales, abogados y magistrados) y la policía como protagonistas de la acción en respuesta a dichas manifestaciones, abocada a comprobar la delincuencia ocurrida y penarla. La escuela ya hemos dicho, no se plantea como responsable -ni como causante en cierta medida, ni como activa en la búsqueda de abordajes, intervención- en relación a la violencia.





c. ¿Qué escuela es representada?

La escuela se plantea ante casos concretos como “activa” en el abordaje de la violencia pero con acciones que en definitiva, se corresponden con una representación “pasiva” y casi inocua del papel de la escuela (su decir, y su hacer) y los posibles efectos de sentido en relación con ésta construcción remiten a la “incapacidad de la escuela para diagnosticar, analizar y proponer soluciones lógicas, eficaces, pertinentes y consensuadas.”[i]

Simplemente dos ejemplos que creo significativos para ilustrar esta idea:

-Titular de La Nación, sección cultura, del 28/6/02: “Metegol, balero y rayuela, aliados para alejar la violencia de los recreos” y justifica la medida relatando que antes los chicos se encontraban aburridos y sin nada que hacer en los recreos y por ello empezaban a empujarse, pero además como son humildes cuentan con pocas posibilidades de juego en sus casas o barrios.
-El otro es de Clarín, del 18/5/02 sobre un colegio en Belgrano donde 2 policías patrullaban la entrada y salida por los reclamos de los padres por más seguridad ante los robos. Y el texto dice recién en el último de 11 párrafos que cita a padres, alumnos y mayoritariamente a policías: “Para prevenir, en la escuela tomaron sus propios recaudos. Ahora todos los alumnos salen por la puerta principal, les piden que lleven la mochila adelante y que no se queden haciendo tiempo en la puerta”

Podemos también rastrear otros efectos de sentido:

1.“sorpresa-desentendimiento”
“Tenía problemas de disciplina, pero no se esperaban que llevara un 38 cargado” resaltado en el copete en base al testimonio de la maestra del chico de 10 años, en Alumno llegó a clase con un revolver. Cr23/9 “Que sorpresa cuando nos dijeron que el arma era de verdad”, “Ellos no dijeron nada, yo los ví ahí sentaditos en el patio y me acerqué a preguntarles cómo estaban, ahí me enteré” admite la directora
2.“atacada por el afuera violento y con miedo”
LaNac13/3:“No son de este establecimiento. Son delincuentes , porque aunque son jóvenes tenían armas (...) Este establecimiento tiene siempre las puertas cerradas con llave”.“Hay mucho temor”, admitió la vice-directora
3.“eficaz si interviene rápidamente para poner todo en manos de la justicia”. Aparecen como buenos docentes los que “actúan rápidamente en detectar el arma/conflicto y llamar a la policía”
4.“presionada por los padres-vecinos y citada por los medios para confirmar que castigó”. Sus propias declaraciones deben asegurar que “hicieron algo, que no reinará la impunidad, que tomaron medidas”, y las medidas pasan casi solamente por averiguar junto a la policía si el menor pertenece a una familia violenta o si necesita ayuda psicológica o si el juez debe derivarlo.
5.“portadora de explicaciones y causas lineales, inscriptas en el sentido común social”
“La directora confirmó que la agresión se debió al programa de televisión Revelde Way”(Cr. 25/9). Ahora, tanto autoridades policiales como las del colegio hicieron consultas con el grupo familiar para saber (...si entre ellos...) es habitual el uso de armas de fuego.23/9: Alumnos armados en colegio de Moreno.
6. Negándose a hablar- actuar

¿Conclusión? La escuela no se plantea como responsable -ni como causante en cierta medida, ni como activa en la búsqueda de abordajes, intervención- en relación a la violencia. Estos efectos de sentido no son lineales, pero sí están relacionados con las condiciones de producción del discurso periodístico, en parte. Por ello vale un paréntesis para reflexionar sobre ellas.


d. La lógica y las condiciones de producción del discurso perdiodístico

En este sentido, merece un lugar aparte analizar las condiciones en que el discurso periodístico se construye, estando inscripto en cierto orden social, bajo características laborales concretas de su hacer y limitaciones propias del sistema productivo mediático. En la comparación entre los corresponsales y los antropólogos planteada por el antropólogo Ulf Hannerz (1996: 181-201) encontramos las siguientes: el tiempo de producción es a contrareloj, generalmente dentro de las horas inmediatas en que un episodio ha ocurrido. El tiempo de estadía en los lugares de estudio es corto, o si existe una permanencia más estable, es porque abarcan espacios enormes. Así, los periódicos cubren amplias áreas geográficas, incluso continentes, con un solo corresponsal. ¿Puede un periodista, con un mínimo de fiabilidad cubrir toda America del Sur?. Su trabajo implica contactos frecuentes en primer lugar con su empresa periodística y en segundo lugar con otros periodistas que cubren el mismo acontecimiento. Ciertamente hay competencia entre ellos, pero también hay cooperación. El contacto con especialistas y otros profesionales y fuentes también remite a un trabajo, en parte colectivo.
Además, como señala Hannerz (1996: 194-195), “El periodismo, a menudo y por razones prácticas, se ve forzado a no entrar en sutilezas. Sencillamente no se puede hacer mucho con sólo tres columnas en el periódico.... Y también, tiene que ver las más de las veces el hecho deque el corresponsal esté en el conflicto. En este contexto, las personas, sobre todo la gente corriente, se nos muestran en una sola dirección: las de las víctimas. (...) Para captar esto no hace falta ser muy experto en cultura, sólo se necesita un poco de compasión”
Por último es importante el destinatario al que se dirige, quien deberá comprender en sus propios marcos de referencia, lo que acontece en contextos muy distantes y distintos. Por ello los medios, suelen adaptar el material periodístico sobre los acontecimientos a patrones culturales de su audiencia. Estos marcos de comprensión generalmente son los que más se aproximan a lecturas hegemónicas o, al menos, a las más fácilmente consensuables.
Todas estas condiciones promueven una simplificación del análisis de los hechos, siempre y cuando la adaptación del mismo al formato y los tiempos de la prensa, la necesidad de llegar a un público diverso y la no especialización en todas las áreas sociales que son noticia, dificulta la realización en cortos plazos de análisis en profundidad de los hechos. Esto explica también, que en el caso de los géneros de opinión, como el editorial o los informes a cargo de especialistas y los artículos en los suplementos, donde rigen otros tiempos de producción, se registren análisis más complejos y se recurra a fuentes especializadas.

3. Conclusiones ¿Qué logran los medios en sus noticias?

Este análisis pone en evidencia que la “violencia escolar” ocupa un lugar en la agenda de los medios cuando se producen picos de episodios que puedan sostener la figura de los niños delincuentes, de los jóvenes violentos y del miedo y horror instalado en lo más cotidiano: un docente abusador...
¿Qué efectos de sentido tienden a operar estas representaciones mediáticas? Que la sociedad interprete como inevitable éstos incrementos de violencia, y proponga que se expulse al niño riesgoso y violento. Así se cancela la noticia hasta nuevo niño y todo el procedimiento mediático-policial-judicial deja a la educación igual y como está.

Aquello que no tematizan, en cambio, es la violencia como sustrato cotidiano, y las posibles causas y soluciones en el marco de “trabajar la violencia escolar”.
Violencia que tenemos que aprender a leer, escuchar, entender pues es lenguaje que habla de exclusión social y vulnerabilidad. Violencia que hace años ya no aparece en la sección educación, porque la sección desaparece. Arriesgo a decir que falta mucho por hacer, pero que felizmente he encontrado muchas más notas sobre convivencia, educación, salud y ecología por ejemplo, que logran virar de planteos apologistas y negativos, a otras propuestas y nuevos sentidos sobre valores positivos como el bien común, la tolerancia, el cuidado de los horarios, la alimentación, los límites sanadores (como diría Ansel Grum) y la satisfacción de vivirlos.
Como la escuela, también los medios pueden dar voz a los jóvenes y espacio para denunciar y preguntar ¿quién los protege? ¿cómo los protegemos y educamos mejor? A su vez apuntar a abordar con responsabilidad ética y con experticia los hechos de violencia que se convierten en noticia, siendo consecuentes con la complejidad y la urgencia que reclaman, tarea no menos difícil.
[1] Lic en Cs de la Comunicación (UBA), Docente e Integrante de proyectos de investigación UBACYT y CONICET
[2] “Violencia y Escuela: lo dicho, lo hecho y lo que se muestra. El debate académico y la construcción de la violencia escolar en los medios” en departamento de la carrera, archivo de tesinas, Facultad de Ciencias Sociales, UBA, desde dic 2002.
[3] Hablo de construcción en tanto las noticias son relatos sobre hechos. Estos hechos son reales, objetivos, existen. Las noticias son construcciones discursivas –a partir de fotos, titulares, un estilo de redacción, etc- que necesariamente implican un punto de vista, selección, clasificación y elaboración, que representan esos hechos. El debate sobre si “muestran la realidad o la deforman ha sido felizmente superado: “la representan”.
[4] Dra en Educación. Investigadora del Conicet con sede en el Inst. Gino Germani: “Educación y temporalidad: hacia una historia del presente” (en prensa en revista Zigurat de Cs de la Comunicación)
[5] IMBERTI, J. (2001) Violencia y Escuelas. Miradas y Propuestas concretas. Paidós, Argentina. Ver “los siete miradores”. Aquello que contribuye a la profundización del análisis es “el entrecruzamiento de variables [que] hace posibles miradas más ricas y sensibles” (pag.37). La violencia entonces puede ser vista desde estos miradores como una puesta en escena de la confusión y la ausencia de reglas claras, un intento desesperado de acercarse a los otros, un modo de construir un grupo de contención y protección con reglas endógenas ante el dolor de un mundo que no lo provee, una manera en que estalla la bronca ante las contradicciones y desigualdades percibidas y vividas, un juego con los límites sin verdadera conciencia de los riesgos, una puesta en práctica de actuaciones vistas e interpretadas como esperables.
[6] Director del IIPE (Instituto Internacional de Planeamiento Educativo) en “¿Por qué hay violencia en la escuela?” Informe Especial del suplemento Educación, Clarín del 21 de marzo 2004
[7] Ver MCyE (2000); Violencia, Serie: Los problemas sociales y la escuela Nº4, Programa Nacional de Gestión Curricular y Capacitación, Buenos Aires. En él se aborda la violencia en tanto problema social. Realizado en el año 2000, bajo la coordinación general de Andrea Brito. Destinada a supervisores, directores, maestros y profesores del Tercer Ciclo de la Educación General Básica y de la Educación Polimodal y de la Educación para Jóvenes y Adultos.

1 comentario:

  1. HOLA
    RECIBI UN MAIL DEL SR ALEXIS PARA PATICIPAR, CREO QUE EN EL TEMA EDUCACIÓN HAY ALGUNOS TEMAS QUE SE DEBEN RESALTAR PARA UNA PROPUESTA DIFERENTE, POR EJEMPLO EL TEMA DE LA INCLUSIÓN EDUCATIVA, LAS AUTONOMÍAS EN LA PROVINCIAS CON SUS PROPIAS LEYES HACEN QUE LOS TRABAJOS DE LA ONG SE COMPLIQUEN
    DEBE HABER UNA LEY FEDERAL....PERO BUENO..

    LOS INVITAMOS A NUESTRO BLOG, PERO LEAN TODO LO QUE SE HACE, JUSTO COINCIDE CON QUE EEUU ME DA OPORTUNIDAD DE PROBAR UN PROYECTO

    SALUDOS
    ALEJANDRA

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