jueves, 23 de abril de 2009

Solidaridad con los Curas Villeros

El Partido Demócrata Cristiano de la Ciudad de Buenos Aires expresó su repudio por la amenaza sufrida por el Padre Pepe Di Paola, y se solidariza con él y todo el Equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencia.
“Cuando uno denuncia el hambre, la droga, las armas, toca intereses de grupos de poder. Lo lamentable es que estos grupos se sientan impunes. Si no hay complicidad del Estado, por lo menos hay omisión”, sostuvo Javier E. Giangreco, joven dirigente de la Democracia Cristiana, y hermano de uno de los curas que firmaron el documento.
La Comisión de Educación del Partido Demócrata Cristiano, que adhirió públicamente al Mensaje del Equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencia, se encuentra trabajando en un Mapa de la Desigualdad Educativa. “El problema sigue siendo que no hay igualdad de oportunidades” había sentenciado el Dr. Carlos L. Traboulsi, presidente del Partido, en la presentación de dicha Comisión.
Estas amenazas se suman a los ataques que vienen sufriendo todos los habitantes de las villas al no tener la posibilidad de plenificarse como personas, sin acceso a la educación, a la salud, a una vivienda digna, a un trabajo, siendo rehenes de la mala política. "Cada vez está mas claro que la verdadera lucha hay que darla contra la exclusión", concluyó Traboulsi.

miércoles, 22 de abril de 2009

Análisis de la actuación de un maestro educador

La tarea del educador será trunca si sólo muestra a sus alumnos las alturas llenas de luz. Es necesario, también, y más en el momento actual que vivimos, que mostremos los abismos oscuros que hay en la vida.

Parecerá cruel o disparatada esta proposición, pero lo que pretendemos es no lanzar a los alumnos a un mundo revuelto con los ojos cerrados, exponiéndolos a que adopten caminos de instintividad.

Nuestro quehacer educativo debe consistir en hacer que los alumnos conquisten su propia libertad, para lograr la superación de los instintos. En este punto, es necesario que orientemos a los alumnos para que logren la realización de todas sus aptitudes, impulsándolos a la verdadera sabiduría, se me ocurre aquí citar a Sócrates en el parágrafo 273 del “Eutidemo”, donde afirma: “Es necesario amar la ciencia, buscar la sabiduría y cultivar la virtud”.

La tónica del alumno de hoy, tal vez sea, la carencia de grandes pasiones, aún la del saber como valor. Se puede comprobar a diario, la tendencia pronunciada hacia lo fácil, lo agradable, lo que le gusta. Todo lo que impida o se oponga a la realización de estas tendencias, es interpretado por los alumnos como un atentado contra su libertad. Muchos jóvenes aspiran a que su vida sea un espacio sin frontera, lo que supone un enorme engaño.

Si realmente queremos ser verdaderos educadores, no debemos olvidar que tenemos una cuenta pendiente, que es un deber impostergable, y es presentar a nuestros alumnos la esperanza luminosa que supone el don de la vida, descubriéndola finita y contingente, pero llena de posibilidades y de ideales. No podemos caer en el facilismo de ofrecer solo saberes instrumentalizados, diplomas y distinciones que únicamente favorecen la competitividad y que más tarde pueden convertirse en violencia, sino, ofrecer también, un cultivo de valores y actitudes que hagan crecer como personas y como ciudadanos. En este punto tenemos que tener la valentía de superar la desidia, la cobardía, la moda o adoptar una actitud de permisividad con el alumno, para ofrecer la verdad y el bien con su poderoso atractivo. Hay que crear en los alumnos una auténtica necesidad de ir tras ellos, que entiendan que el placer no es lo mismo que la felicidad y que el bien no consiste en saciar nuestros instintos. Ciertamente la educación en nuestros días no es tan fácil, pero la peor tentación en que podemos incurrir como educadores es ceder ante la dificultad y caer en el escepticismo o pasividad.

Nuestra actuación como educadores deber ser la que facilite el logro del recto ejercicio de la libertad del alumno, sin descuidarlo, sino acompañándolo en esta conquista y una vez lograda, poder mirar el mundo con optimismo, con visión esperanzadora. Sólo entonces podemos hablar de transformación de la sociedad. Debemos acompañar a nuestros alumnos en el camino de la vida, para que lo hagan con seguridad y convencimiento. Si nuestra tarea solo se quedara en promover alumnos superando exámenes y pueda ocupar un puesto en la sociedad, si se persigue el ganar un buen sueldo más que la propia realización como persona, estaremos fracasando en lo más fundamental, que es educar.

¿Quién levanta la voz pidiendo responsabilidades a los docentes que por su actuación negligente, por su comodidad, o por su falta de preparación dejan a centenares de alumnos con una formación deficiente?

La labor docente no puede realizarse sin convicción profesional ni ética. La búsqueda de la verdad y del saber atraen, pero hay que saber ofrecerlos, sin imponerlos. Esta búsqueda no puede hacerse desde la desesperanza, la melancolía, el desencanto o la carencia de ilusión. Y aquí, aunque es muy arriesgado generalizar, nos vemos inmersos todos. Pero la constatación de este hecho no debe inducirnos al desaliento, sino al contrario, impulsarnos a tener más entusiasmo en nuestra misión de educadores.


Lic. Germán Sensi

viernes, 10 de abril de 2009

Desigualdad Educativa

Años atrás, la escuela era un camino que terminaba en la inserción social y laboral. Estar escolarizado, haber cumplido con la escolaridad obligatoria era requisito sine qua non para entrar al mundo del trabajo. Esto no se cumplía en todos los casos, pero así era visualizado por la sociedad toda y, por lo tanto, aún las familias menos pudientes querían que sus hijos estudiaran y aprendieran en la escuela para encontrar una “salida” a su situación de pobreza.
Pasaron ya muchos años en los cuales la realidad abofeteó las caras de estas esperanzas. El nivel educativo necesario para llegar a esa “salida” se elevó cada vez más alejando así la meta de un camino, por demás difícil de transitar aún cuando ya era acotado. Por otra parte, la salida laboral se fue haciendo cada vez más escasa y difícil aún para aquellos que lograban la tan ansiada meta. Y hoy asistimos al desencanto del “ideal educativo”. Que la escuela sea una alternativa para salir de la pobreza dejó de ser cierto. Y este cambio se acompañó además del canto de sirenas de otras nuevas propuestas muy “tentadoras”: robo, narcotráfico, mendicidad, etc. Muchos chicos, al quedar “excluidos” de los circuitos formales, quedaron “incluidos” en estos nuevos circuitos que, además, forman parte de su cotidianeidad.
Para que alguien quiera llegar a una meta, ésta tiene que visualizarse como alcanzable. Y el “ideal educativo” de salir de la pobreza “vía estudio” se fue tan lejos de las posibilidades de las familias de escasos recursos que directamente no amerita ni siquiera el esfuerzo de tratar de transitarlo.
Se habla entonces de acciones compensatorias por parte del Estado para acompañar y sostener el esfuerzo de estas familias. No las niego, pero estas acciones compensatorias no deben circunscribirse solamente a medidas “económicas” tales como aumentar el número de jardines maternales, de salas del nivel inicial, el número de días de clase, los años de escolaridad obligatoria, la cantidad de becas de estudio, etc. Todo esto es muy necesario pero no suficiente. Si solo nos atamos a medidas de este estilo, corremos el riesgo de vernos, a futuro, nuevamente invadidos por el fracaso y el desaliento.
Es cierto que la desigualdad en el acceso a la educación es fruto de la inequidad social y de la debilidad de las políticas estatales en esas áreas, pero esta desigualdad hunde sus raíces en la historia misma de cada individuo. Antiguamente, un hijo era un proyecto familiar. En las clases altas, el proyecto consistía en que ese hijo continuara y prolongara en el tiempo los beneficios socio-económicos de que ellas disfrutaban.
En las clases medias y bajas el hijo encarnaba el proyecto de ascenso social. El hijo venía al mundo para cumplir un logro que sus padres no habían podido conseguir: un título universitario, un trabajo mejor, etc.
Hoy día ¿qué proyecto pueden tener los excluidos? ¿Qué proyecto puede encarnar un hijo nacido en el seno de la exclusión? Es un hijo traído al mundo y del que no se espera que sea nada. Simplemente se lo trae al mundo y que el mundo haga con él lo que quiera o pueda.
Es esta desigualdad más profunda la que no se supera con políticas compensatorias como las que se vienen proponiendo. Si bien hace falta más dinero (y mucho), el dinero solo no va a cambiar nada, a menos que la escuela se convierta nuevamente en una “salida” a la dramática realidad de los excluidos.
Y esta “salida” no puede ser un título universitario (tan lejos para muchos…) sino algo más modesto y palpable: la posibilidad de insertarse en otra red que no sea la delincuencia, la mendicidad, el narcotráfico, etc...

Lic. Estela T. Rodríguez

viernes, 3 de abril de 2009

Adhesión Pública

La Comisión de Educación de la Ciudad de Buenos Aires del Partido Demócrata Cristiano ha expresado su adhesión pública al Documento presentado por el Equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencia, que se titula: La droga en las villas: despenalizada de hecho.

La Democracia Cristiana presentó hace exactamente un mes su Comisión Nacional de Educación, bajo el lema: Educación e Igualdad de Oportunidades. En esa línea comenzó a trabajar la Comisión de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, elaborando un diagnóstico, pensando propuestas, y sentando las bases de la plataforma electoral del Partido en estas temáticas.

El Documento afirma: “descubrimos que como sociedad no nos hemos movilizado suficientemente ante el hecho dramático del hambre de los niños”. Y agrega que “nuestro país tiene una enorme deuda social”. En ese mismo sentido se había manifestado el Coordinador de la Comisión Nacional de Educación en la Jornada de Lanzamiento, para luego concluir diciendo que “porque viven en situación de pobreza o indigencia, no tienen acceso a la educación, a la salud, a una vivienda digna… Es decir, hay desigualdad de origen, lo que trae aparejado desigualdad de acceso.”

Frente a la dura realidad que vincula hambre-droga-delincuencia, los curas villeros, como se los suele llamar, proponen “distintos caminos de prevención, recuperación y reinserción; de acuerdo con cada realidad y con las posibilidades que contamos”. “Ámbitos de recreación y de construcción de un proyecto real para su vida… Muy unido al tema del consumo de droga, tal vez como una de sus grandes causales esta la falta de sentido, de un horizonte hacia el cual caminar”. La Comisión de Educación de la Democracia Cristiana sostiene claramente en su Documento Fundacional como uno de los principios educativos el siguiente: “El fin de la educación es que los alumnos puedan definir su proyecto de vida, como vocación a la felicidad”.

Continúan diciendo estos sacerdotes que viven en las barriadas más humildes que tenemos “que aprovechar los ámbitos que existen y que son naturalmente lugares de prevención, como por ejemplo la escuela. La escuela es el principal mecanismo de inclusión. Quienes se van de la escuela pierden toda esperanza ya que la escuela es el lugar donde los chicos pueden elaborar un proyecto de vida y empezar a formar su identidad. En la actualidad, la deserción escolar no suele dar lugar al ingreso a un trabajo sino que lleva al joven al terreno de la exclusión social”. Y concluyen: “La educación es un camino real de promoción, por eso son necesarias más escuelas y mayor presupuesto para educación en los barrios más pobres de la ciudad”. La Democracia Cristiana hace suyas estas palabras y se compromete a instalar el tema en la próxima campaña electoral, pero no como un simple discurso demagógico sino con propuestas concretas de acciones decididas y valientes en favor de los más necesitados.

El Documento de Adhesión lleva la firma de Javier Giangreco (Coord. de la Comisión Nacional de Educación), Alexis Mitre (Coord. de la Comisión de Educación de la Ciudad), Fernando Torrubiano, Valeria Vallone, Germán Sensi, Santiago Cabrera, Daniel Berón y Sebastián Propato. La mayoría de ellos son, a su vez, militantes de la Juventud Demócrata Cristiana, y serán candidatos a legisladores porteños en la histórica Lista 5 de la Democracia Cristiana.


La droga en las villas: despenalizada de hecho: http://www.aica.org:80/index2.php?pag=otros2009_03_25

Comisión de Educación del Partido Demócrata Cristiano: http://www.educaciondc.blogspot.com/

Correo electrónico: educacion@democraciacristiana.org.ar

Teléfono de contacto: 15-6146-2285